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Retomar la vida sexual después de tener un bebé puede ser un reto. Conoce los cambios en la intimidad, qué pasa con el deseo sexual en el posparto y cómo reconectar en pareja.

Tener un hijo/a transforma todo: los horarios, el cuerpo, la forma de relacionarse y también la vida sexual. Muchas personas se sorprenden cuando, después del nacimiento, descubren que el deseo ya no aparece como antes o que la intimidad se siente lejana.
No es falta de amor, ni señal de que la relación esté rota. Es, sobre todo, un proceso natural: el posparto implica cambios hormonales, físicos, emocionales y relacionales que impactan directamente en la manera de desear y de vivir la sexualidad. La pregunta no es “¿qué nos pasa?”, sino “¿cómo podemos acompañarnos en esta etapa y construir juntos/as una nueva forma de intimidad?”.
Lo que cambia en el cuerpo y en la mente
La sexología entiende la sexualidad como un fenómeno biopsicosocial: lo que ocurre en el cuerpo, la mente y la relación se entrelaza. En el posparto, todos esos niveles cambian a la vez.
- Cambios físicos: disminución de estrógenos, sequedad vaginal, cicatrices de episiotomía o cesárea, dolor. El cuerpo necesita tiempo para recuperarse.
- Cambios hormonales: la prolactina, que estimula la lactancia, también reduce el deseo.
- Cambios emocionales: cansancio extremo, nuevas responsabilidades, sensación de pérdida de identidad propia.
- Cambios en la pareja: la llegada del bebé reorganiza roles, rutinas y prioridades.
Hablar de cambios en la intimidad después del parto no es exagerado: es reconocer que la sexualidad, como la vida misma, se transforma.
El mito de “volver a la normalidad”
Uno de los errores más comunes es pensar que, tras seis semanas, la vida sexual vuelve a ser como antes. Este mito médico y cultural ignora la complejidad de la experiencia.
El modelo lineal de la sexualidad (excitación → orgasmo → resolución) no explica la vivencia en el posparto. Aquí resulta más útil el modelo circular de Basson, que describe cómo el deseo puede ser responsivo: no siempre aparece de manera espontánea, sino que se activa en el encuentro, la ternura o la conexión emocional.
Creer que todo debe fluir automáticamente solo aumenta la presión y la culpa. La sexualidad en esta etapa no desaparece: necesita ser reinventada.
El deseo sexual en el posparto
La disminución del deseo sexual en el posparto es frecuente, pero no significa falta de amor ni de atracción. Es la respuesta del cuerpo y la mente a una nueva realidad.
Algunas personas sienten miedo al dolor, otras están absorbidas por el rol de cuidado, otras simplemente no tienen energía. El deseo no es un interruptor, es un proceso. Y en este momento, requiere paciencia, validación y tiempo.
Kaplan ya subrayaba que el deseo es una fase fundamental de la respuesta sexual humana. Ignorarlo es perder de vista que la sexualidad no se trata solo de función fisiológica, sino de motivación, seguridad y conexión.
La pareja en transición
El nacimiento de un hijo/a no solo crea una familia: también crea una nueva pareja. Lo que antes funcionaba ya no siempre sirve. Y aquí surgen tensiones:
- Uno puede sentir la necesidad de cercanía sexual, mientras el otro no tiene energía.
- Pueden aparecer reproches: “ya no me deseas”, “solo eres mamá/papá ahora”.
- El rol de cuidadores eclipsa el rol de amantes.
Estas tensiones, si no se nombran, generan distancia. Pero cuando se reconocen, pueden convertirse en oportunidades para reconectar sexualmente en pareja, sin forzar ni apresurar el proceso.
Estrategias para reconectar
Retomar la vida sexual no significa “volver a lo de antes”, sino construir algo nuevo y adaptado a la realidad actual. Algunas claves:
- Redefinir qué es intimidad
La sexualidad no es solo penetración. Puede incluir caricias, masajes, besos prolongados, contacto sin expectativas de llegar al coito. - Hablar del deseo sexual en el posparto
Ponerlo en palabras alivia culpas. Decir “no tengo ganas todavía” no es un rechazo, es una descripción de la etapa. - Crear espacios de pareja
Aunque el bebé absorba casi todo, reservar momentos de conexión ayuda a mantener el vínculo. - Cuidar el cuerpo con respeto
Atender la recuperación física, usar lubricantes, practicar ejercicios de suelo pélvico. - Bajar la exigencia
No hay un calendario universal. La presión solo aumenta la distancia. - Buscar acompañamiento profesional
Si el bloqueo se mantiene, un espacio sexológico puede brindar herramientas para comprender y acompañar el proceso.
Cambios en la identidad sexual
Después de tener un hijo, muchas personas sienten que su identidad se reorganiza: ahora son madre o padre, además de pareja y persona sexual. Esta transición puede generar choques internos.
La mirada feminista y sexológica (como propone Sonia Encinas) nos recuerda que la maternidad/paternidad no debería anular la erótica. Reapropiarse del propio cuerpo, darse tiempo y reclamar espacios de placer es parte de recuperar la autonomía y la dignidad sexual.
La vida sexual después de tener un hijo no desaparece, se transforma. No hay un único camino ni una fórmula mágica, pero sí hay certezas: la intimidad puede reinventarse, el deseo puede regresar de formas nuevas, y la pareja puede fortalecerse en la medida en que aprenda a hablar de lo que duele, lo que falta y lo que se necesita.
Si sientes que después del parto te cuesta reconectar sexualmente en pareja, recuerda: no estás sola/o. Esta etapa es un proceso normal y puede ser acompañada con cuidado y herramientas prácticas.
👉 En mis acompañamientos trabajamos sobre el deseo sexual en el posparto, los cambios en la intimidad después del parto y la construcción de una vida sexual más consciente, flexible y acorde a la nueva etapa.
Con cariño.
Vane.